«Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca»
1 Pedro 5:10
¡Qué deseo tan singular! Lo singular es la mancha en el medio: después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo. ¿Qué pensaría usted si un amigo le deseara eso?
Sin embargo, eso es lo que Pedro deseaba para aquellos a quienes estaba escribiendo: todos los dones y las gracias de la vida de Cristo en perfección, pero no hasta después de haber «sufrido un poco de tiempo».
Pedro escribió basado en la amarga experiencia de su propio pasado: él había entrado en el reino demasiado pronto; había obtenido su corona antes de poder cumplir con sus responsabilidades.
Su fe había sido empapada en lágrimas; su amor se había enfriado en la sala del juicio mientras estaba sentado junto al fuego y exclamaba: «No conozco al hombre».
En esencia está diciendo: «No quiero que encuentren las llaves demasiado pronto». No quiere que sean solo inocentes: puros porque no hay nubes; tranquilos porque no hay viento; honrados porque no hay tentación; leales porque no hay peligro.
Hay una paz que no es la paz del Hijo de Dios. ¡Oh Dios, que esa no sea nuestra paz! No podemos conocer tu tranquilidad, Señor, hasta que no se interrumpa. No hay música en el silencio hasta que no hayamos oído el fragor de la batalla.
No podemos ver tu belleza hasta que no se ensombrezca. —Leaves for Quiet Hours [Hojas para las horas tranquilas] «Después de las sombras vendrá la luz del sol».