«Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa, para que ayunen por mí. Durante tres días no coman ni beban, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, ayunaré con mis doncellas al igual que ustedes.
Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y si perezco, que perezca!» (Ester 4:16).
A quienes Dios más usa para traer gloria a sí mismo son aquellos completamente quebrantados, porque el sacrificio que él acepta es un «corazón quebrantado y arrepentido» (Salmos 51:17).
No fue sino hasta que las fuerzas naturales de Jacob fueron quebrantadas en Peniel cuando «la cadera… se le dislocó» (Génesis 32:25), que llegó al punto en que Dios pudo investirlo con su poder espiritual…
No fue sino hasta que los trescientos soldados de Gedeón seleccionados especialmente «estrellaron… los cántaros que llevaban en sus manos» (Jueces 7:19), lo que simbolizaba el quebrantamiento de sus vidas, que la luz oculta de sus antorchas irrumpió con gran brillo, haciendo que sus enemigos fueran presas del terror.
Fue una vez que la viuda pobre rompió el sello de su única vasija que empezó a fluir el aceite multiplicado milagrosamente por Dios y pudo pagar sus deudas (2 Reyes 4:1–7).
No fue sino hasta que Ester puso en riesgo su vida y pasó por sobre las leyes estrictas de la corte de un rey pagano que obtuvo el favor para rescatar a su pueblo de la muerte (Ester 4:16).
No fue sino hasta que Jesús tomó «los cinco panes y… los partió» (Lucas 9:16) que el pan se multiplicó para alimentar a cinco mil. El milagro se produjo cuando los panes fueron partidos.
Fue cuando María rompió su hermoso «frasco de alabastro lleno de un perfume muy caro» (Mateo 26:7), destruyendo su futura utilidad y valor, que la preciosa fragancia llenó la casa.
Y no fue sino hasta que Jesús entregó su cuerpo para que fuera quebrantado por espinas, clavos y una lanza que su vida interior fue derramada cual océano de aguas cristalinas para que los pecadores sedientos pudieran beber y vivir.
… Y siempre ha sido así, a lo largo de la historia de las plantas, las personas y toda la vida espiritual: Dios usa LAS COSAS ROTAS.