«Cuando un agricultor ara para sembrar, ¿lo hace sin descanso?» (Isaías 28:24).
¿No es el arar simplemente una preparación para la siembra de la semilla que viene después y luego, para el trigo que va a alimentar a muchos? Cuando la reja del arado atraviesa el corazón humano, ¡seguro que es para algo! Un día, cuando aparezcan las espigas maduras del maíz veremos que el arado era necesario por una temporada.
¡Pensamos que nos mataría! Y efectivamente, ninguna reja de arado atraviesa la tierra sin que alguna vida sea destruida, pero solo para que algo mejor que esa vida pueda venir.
¡Quédate tranquilo, pobre corazón! Dios es eficaz en su obra. Permítele que haga lo que le parezca bueno.
He visto a un agricultor pasar su reja de arado a través de la pradera de terciopelo verde; me ha parecido un proceso duro y cruel; pero el ojo del agricultor previó las hojas de trigo brotar y sabrá que dentro de unos meses la tierra iba a reírse con una cosecha dorada.
El arado profundo del alma trae ricos frutos del Espíritu. Hay misericordias amargas así como dulces; pero todas son misericordias, ya sean dadas con miel o con ajenjo.
—Dr. Cuyler
El arado de hierro pasa sobre el campo del corazón hasta la noche… en los profundos surcos los ángeles vienen y siembran.