«Cuando el SEÑOR ponga una venda en la fractura de su pueblo y sane las heridas que le causó» (Isaías 30:26).
Cuando algún amigo se ha mostrado infiel, ha traicionado nuestra confianza, nos ha usado para fines egoístas y ha pisoteado en el polvo el pasado, con todos sus recuerdos y todos sus lazos sagrados, se oscurece la luz del cielo, porque algo muere en nosotros.
Bendiga a su amigo falso e infiel. Solo sonría y siga de largo; Dios deberá ser el juez: él sabe lo bueno y lo malo del caso… La vida es corta; no desperdicie las horas cavilando sobre el pasado. Las grandiosas leyes de Dios son buenas y justas; la verdad al fin triunfará.
Tal vez nuestras heridas sean rojas y profundas, pero después de todo el dolor, el mismo dedo de Dios nos toca y nos sana otra vez… Con la fe restaurada y la confianza renovada, miramos hacia las estrellas: el mundo verá las sonrisas que tenemos, pero Dios verá las cicatrices.
—Scars [Cicatrices], por Patience Strong
Señor, ¡permíteme amar como tú!