«¿Quién de todos ellos no sabe
que la mano del SEÑOR ha hecho todo esto?» (Job 12:9).
Hace algunos años se encontró en una mina de África el más maravilloso diamante del mundo. Se lo ofrecieron al rey de Inglaterra para que embelleciera su corona. El rey lo envió a Amsterdam para que fuera trabajado por un experto tallador. ¿Se puede imaginar usted lo que este experto hizo con la piedra?
Tomó la gema de un valor incalculable e hizo una muesca en ella. Luego le dio un martillazo y la joya cayó en sus manos, partida en dos. ¡Qué descuido más horrible!
Pero la historia no termina ahí.
Porque ese golpe con el martillo había sido estudiado y planeado durante días e incluso semanas… El tallador a quien se le había encomendado el trabajo era uno de los más grandes expertos en tallar piedras preciosas de todo el mundo…
El golpe con el martillo hizo la única cosa que podría dar a la joya la forma, la luminosidad y el esplendor perfectos. El golpe que parecía haber arruinado tan preciosa piedra en realidad había obrado en ella su perfecta redención…
A veces, de igual manera, Dios deja caer sobre nosotros golpes que duelen. Su alma sangra, sufre dolor y clama en agonía. Al principio, usted piensa que el golpe fue un terrible error; pero no lo fue, porque para Dios usted es la joya más preciosa en el mundo. Y él es el tallador más hábil en el universo.
Algún día, usted va a ser una joya adornando la corona del Rey. Ahora, mientras permanece en su mano, él sabe exactamente qué hacer con usted. Ningún golpe va a venir sobre su vida a menos que el amor de Dios lo permita.
Y puede estar seguro de que de las profundidades de la experiencia verá indescriptibles bendiciones y enriquecimiento espiritual que nunca pudo haberse imaginado.
Ni un solo golpe habrá de recibir
Mientras Dios no lo crea conveniente.