«Entonces el SEÑOR le dijo a Josué: “No les tengas miedo, porque mañana, a esta hora, yo le entregaré muerto a Israel todo ese ejército. Ustedes, por su parte, deberán desjarretar sus caballos e incendiar sus carros de guerra”» (Josué 11:6).
No hay enemigos para su crecimiento en gracia o para su hacer cristiano que no estén incluidos en la victoria de su Salvador.
Recuerde: «Entonces el SEÑOR le dijo a Josué: “No les tengas miedo, porque… yo le entregaré muerto a Israel todo ese ejército» (Josué 11:6). También recuerde que cuando resistimos al enemigo, «él huirá de [nosotros]» (Santiago 4:7). Y recuerde lo que Josué dijo al pueblo: «No teman ni den un paso atrás; al contrario, sean fuertes y valientes» (Josué 10:25). Usted es poderoso porque es uno con el Todopoderoso. ¡Así que reclame la victoria!
Cada vez que el enemigo lo quiera cercar, ¡reclame la victoria!
Cada vez que sienta que su corazón y su cuerpo flaquean, ¡alce la vista y reclame la VICTORIA! Tenga en cuenta que usted está reclamando su parte en el triunfo que Jesús obtuvo, porque él no lo ganó para él solo sino para todos nosotros. Recuerde que usted estaba en él cuando triunfó, así que ¡reclame su victoria!
Cuente la victoria de Cristo como suya y recoja el botín de la guerra. Ni el gigante descendiente de Anac (Números 13:33) ni las ciudades fortificadas pueden intimidarlo ni derrotarlo. Usted es parte del ejército conquistador. Reclame su parte en la victoria del Salvador.