«Y éste salió al encuentro de Asá y le dijo: “Asá, y gente de Judá y de Benjamín, ¡escúchenme! El SEÑOR estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él. Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen; pero si lo abandonan, él los abandonará”» (2 Crónicas 15:2).
Años atrás hubo un profesor alemán anciano cuya hermosa vida era un prodigio para sus estudiantes. Algunos de estos se propusieron firmemente aprender su secreto, así que una noche enviaron a alguien a esconderse en el estudio donde el profesor pasaba las noches.
Era avanzada la hora cuando por fin el profesor llegó. Estaba muy cansado, pero se sentó y pasó una hora con su Biblia. Luego inclinó la cabeza en silenciosa oración y, finalmente, cerrando el Libro de los libros, dijo: «Bien, Señor Jesús, seguimos teniendo la misma vieja amistad».
«Conocer a Cristo» (Filipenses 3:10) es el logro más grande en la vida.
A todo costo, cada cristiano debería esforzarse para «tener la misma vieja amistad» con él.
La realidad de conocer a Jesús viene como resultado de la oración privada y el estudio personal de la Biblia que es devocional y consistente en su naturaleza. Cristo se hará más real a todo aquel que persista en el cultivo de su presencia.
Háblale a él porque te escucha,
Y se encuentren Espíritu con espíritu,
Él está más cerca que nuestro propio aliento,
Más cerca que las manos y los pies.