«“Aquí no está”, dice el océano; “Aquí tampoco”, responde el mar» (Job 28:14).
Recuerdo haber dicho un verano: «Lo que de verdad necesito es un viaje a la playa». Y fui, pero el mar parecía decirme: «Aquí no está» (Job 28:14, itálicas del autor). El mar no hizo por mí lo que yo esperaba que hiciera.
Entonces dije: «Quizás la montaña me proporcionará el descanso que necesito». Y fui a las montañas, y cuando desperté la primera mañana observé la imponente montaña que tanto había deseado contemplar. Pero la vista no me satisfizo, y la montaña dijo: «Aquí no está».
Lo que realmente necesitaba era el mar profundo del amor de Dios y las altas montañas de su verdad dentro de mí. Su sabiduría tiene profundidades y alturas que ningún océano ni montaña podría contener y que no podrían compararse con las más preciadas joyas, oro o piedras preciosas.
Cristo es sabiduría y es nuestra más profunda necesidad. Nuestra inquietud interna solo puede ser pacificada por la revelación de su amistad eterna y su amor para con nosotros.
—Margaret Bottome
Usted no puede pretender mantener un águila en el bosque. Podría reunir en torno a ella un grupo de las más hermosas aves, proveerle en el pino más alto una percha donde posarse o hacer que otros pájaros le traigan las viandas más exquisitas, pero todo eso lo rechazaría.
Extendería sus alas y con los ojos puestos en los acantilados alpinos se remontaría hasta alcanzar sus ancestrales moradas rocosas, donde las tormentas y las caídas de agua crean su propia música natural.
Nuestras almas anhelan elevarse como un águila y hallar descanso nada menos que en la Roca de la Eternidad. Sus dominios ancestrales son los dominios del cielo, hechos con la roca de los atributos de Dios. ¡Y la extensión de su vuelo majestuoso es la misma eternidad! «Señor, tú has sido nuestro refugio generación tras generación» (Salmos 90:1).
La Biblia es el conjunto de libros canónicos del judaísmo y el cristianismo. La Biblia es la Palabra de Dios, escrita por hombres inspirados por el Espíritu santo
