«Ellos habían dedicado parte del botín de guerra para las reparaciones del templo del SEÑOR» (1 Crónicas 26:27).
En las profundidades de la tierra, en lugares tales como las minas de carbón, se almacenan grandes fuerzas físicas. El carbón se producía por los tremendos calores ocasionados por la quema de antiguos bosques.
De la misma manera, la fuerza espiritual se almacena en las profundidades de nuestro ser y es provocada por un dolor intenso que no podemos entender.
Algún día veremos que «el botín de guerra» (1 Crónicas 26:27) de nuestras pruebas tuvo simplemente como propósito prepararnos para llegar a ser como Greatheart de El progreso del peregrino, por lo cual también nosotros podremos guiar a nuestros compañeros peregrinos en triunfo en medio de las pruebas a la ciudad del Rey.
Pero que nunca olvidemos que la fuente de aprendizaje para ayudar a otros debe ser la experiencia de un sufrimiento triunfador.
Gimotear y quejarse acerca del dolor nunca producirá nada bueno.
Pablo nunca llevó con él la tristeza de un cementerio sino un coro de alabanza victoriosa.
Cuanto más difícil era su prueba, más confió y se regocijó, gritando desde el altar mismo del sacrificio y diciendo: «Aunque mi vida fuera derramada sobre el sacrificio y servicio que proceden de su fe, me alegro y comparto con todos ustedes mi alegría» (Filipenses 2:17).
Señor, ayúdame el día de hoy a extraer fuerzas de cada cosa que me suceda.
—Days of Heaven upon Earth