«Buenas noticias que serán motivo de mucha alegría» (Lucas 2:10).
¡Nuevas de gloria! ¡Todo el firmamento encendido, todo el cielo cantando un nombre imperial! ¡Vislumbres radiantes de un trono, una corona, todo el esplendor concentrado en una pequeña aldea!
¡Noticias de alegría, nuevas de gran gozo! ¡Éxtasis celestial sin aleación! La muerte de la tristeza y el fin del dolor; el gozo, el gozo, el gozo va a reinar eternamente. ¡Nuevas de salvación! Jesús, Salvador, Cristo, portador de amplia misericordia y heraldo inapreciable de libertad de las cadenas del pecado, ven a nuestro corazón.
Señor Jesús, ¡entra! ¡Nuevas para todo el mundo, sí, para todos! ¡Para reyes y pastores, para grandes y pequeños, para ricos y pobres, para ignorantes y sabios, para cada uno su bendición desde los cielos generosos!
¡Oh, que tengamos el ojo listo y el oído alerta, para ver la luz del advenimiento y oír su canción! ¡Para todo hombre y mujer, niño y niña, en todo el mundo, noticias de gran alegría!
—Amos R. Wells
¿Fue meramente el hijo de José y María el que cruzó el horizonte del mundo hace más de dos mil años? Su propio corazón debe responder:
«¡Mi Señor y mi Dios!».