«Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco» (Marcos 6:31).
En la música hay un intervalo del cual el cantante no entrenado no conoce el valor, no es la cesación de la música; es parte de ella.
Antes que la marea fluya o refluya, siempre hay un tiempo de serenidad cuando no está ni fluyendo ni refluyendo.
Así es en la vida cristiana; siempre habrá la pausa y la serenidad.
El desierto ha sido la escuela de entrenamiento de Dios para muchos de sus profetas: Abraham, Moisés, Elías, Pablo. Pero no todos los que vienen de Arabia son profetas; y Dios tiene otras escuelas.
Antes de los años de testimonio están los años de silencio, todos los testigos con un gran mensaje pasan por estos años. ¡Que los santos no busquen evadir la disciplina y el entrenamiento!
Los días sin vista significarán una visión mayor, los años de silencio, una canción más dulce. Si el Señor lo pone en la oscuridad, no es sino para fortalecer sus ojos para soportar la gloria que está preparando para usted; si le ordena silencio, es solo para afinar su lengua con su alabanza. Recuerde que el intervalo es parte de la música.