«Recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido»
Santiago 1:12
Los ayudantes más grandes de la humanidad han sido los que han cargado cruces. Los líderes de los hombres han sufrido en soledad; los profetas han aprendido sus lecciones en la escuela del dolor.
Los corales en la laguna protegida se vuelven fétidos e inútiles; los que han sido rotos y aplastados por el oleaje forman la roca viva y los cimientos de los continentes. La holgura no ha producido grandeza. Los hombres que han tenido que luchar contra ambientes desfavorables, combatir el frío, abrirse paso en la tormenta, demoler la roca o arrancar el sustento de un medio mezquino, han adquirido carácter a través de sus dolores.
- El ave se levanta contra fuertes vientos contrarios, no solo a pesar del viento, sino por causa de él.
- La fuerza que se opone se convierte en la misma que levanta si se enfrenta desde el ángulo correcto.
- La tormenta puede zarandear barcos y rasgar los aparejos, pero produce manos fuertes y corazones valientes. Oh, compañero de viaje, en medio de las tormentas y las calmas del ancho mar de la vida,
Todas las mejores cosas están al otro lado del campo de batalla: hay que atravesar el campo de batalla para obtenerlas. Observe la situación más difícil de su vida: el lugar de dificultad, externo o interno, y espere que Dios triunfe gloriosamente en ese mismo lugar. Él puede hacer que su alma florezca allí mismo. —Julias Dotter