«Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado»
Génesis 17:23
La obediencia inmediata es la única clase de obediencia que existe. La obediencia retardada es desobediencia. Cada vez que Dios nos llama a hacer algo, él ofrece hacer un pacto con nosotros.
La parte nuestra es obedecer, y una vez que la hayamos cumplido, él hará la suya enviándonos una bendición especial. La única forma de ser obediente es obedecer inmediatamente. «Ese mismo día», como lo hizo Abraham según Génesis 17:23. Sé que a menudo posponemos lo que sabemos que tenemos que hacer para hacerlo más tarde, si es que podemos.
Claro, esto es mejor que no hacer nada del todo. Pero entonces, no es más que un intento paralizado, desfigurado y parcial hacia la obediencia. La obediencia retardada jamás podrá proporcionarnos la plena bendición de Dios que puede darnos la obediencia inmediata.
¡Qué triste es cuando por nuestra dilación nos robamos a nosotros mismos, robamos a Dios o a otras personas! Recuerde, «Ese mismo día» es la forma en que Génesis nos dice: «¡Hazlo ya!».
—Messages for the Morning Watch
En una ocasión, Martin Lutero dijo: «Un verdadero creyente crucificará o dará muerte a la pregunta: ¿por qué? Simplemente obedecerá sin cuestionamientos». Y yo me niego a ser una de esas personas que «nunca van a creer si no ven señales y prodigios» (Juan 4:48). Yo obedeceré sin hacer preguntas.
No nos corresponde replicar
Ni tampoco razonar
Solo hacerlo y morir.
La obediencia es el fruto de la fe; la paciencia es la primera flor en el árbol de la fe.
—Christina Rossetti