"Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal." Mateo 6:25-34
NUNCA HE VISTO una lápida que diga: “Se murió de ansiedad.” Pero algunas deberían decir eso. Cuántas enfermedades están conectadas directamente con nuestras ansiedades, nuestras preocupaciones, tratando de asumir la responsabilidad que fue diseñada para que Dios la manejara.
Si usted no puede manejarlo, ¿por qué está tratando de manejarla? Si usted no puede cambiarlo, ¿por qué se preocupa? Pero lo hacemos, ¿verdad?
Es más, tengo una amiga que se preocupa cuando no tiene algo de qué preocuparse. Ella tiene que tener esa seguridad. Pienso que lleva una lista mental de esas áreas reservadas, que cuando se le acaban las conscientes, echa mano al inconsciente. Y simplemente las saca, tal como munición en una ametralladora, simplemente para dispararlas en su vida.
Corrie Ten Boom, por los dos últimos años de su vida estuvo en nuestra congregación en Fullerton, California. Fue una maravillosa experiencia tener a esta santa en nuestro medio durante ese período extenso de tiempo mientras, de manera literal, la vimos morir.
Ella dijo en una ocasión: “El afán no vacía al mañana de las tristezas; vacía al hoy de su fuerza.”
UNA MUJER SE PREOCUPÓ por cuarenta años de que podía morirse de cáncer. Finalmente se murió de neumonía a los 70 años. Desperdició treinta y tres años preocupándose por el asunto equivocado.
—John Haggai, How to Win Over Worry
EL QUE NO ES ESQUIZOFRÉNICO en estos días no está pensando con claridad.
—Revista LIFE, enero de 1981