Preguntas y Respuestas sobre la Adoración
Para dirigir la adoración, primero debemos ser adoradores. He aquí algunas maneras con las que puede animar a sus líderes de adoración para que sean adoradores.
Preguntas y respuestas sobre la adoración
Chéri Walters
P: ¿Qué puedo hacer para animar a mi coro, grupo de adoración, solistas, acompañantes – que son todos líderes de adoración – para que adoren de verdad y no sólo presenten un espectáculo?
R:Don Moen, compositor y experto en instrumentación para Hosanna Music de Integrity ofrece este consejo a los líderes de adoración: “No dirija – alabe.” Él se está concentrando en una verdad que es necesario que comuniquemos a nuestro grupo de adoración. Para dirigir la adoración, primero debemos ser adoradores. He aquí algunas maneras con las que puede animar a sus líderes de adoración para que sean adoradores:
1. Desafíelos para que sean primero adoradores, tanto en privado como en público.
2. Recuérdeles que dirigir en adoración no es un espectáculo sino una expresión del corazón. La congregación no es su audiencia; Dios es.
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3. No sea super espiritual. Sea lo suficientemente transparente como para admitir que no siempre siente el deseo de adorar, pero que ha aprendido que la gracia de Dios compensa.
4. Refiérase a sus líderes de adoración en escritos, en oración, y en los repasos como ministros y líderes de adoración.
5. Hagan a un lado la música y examinen la letra. Recuérdeles que están comunicando un mensaje.
6. Anime a los líderes de adoración a que expresen la adoración de manera que dirija la atención de los demás adoradores hacia el Señor, no a sí mismos.
7. Oren juntos con frecuencia buscando la unción de Dios para el pastor y para el grupo que dirige la adoración, y buscando la dirección del Espíritu Santo durante los cultos.
8. Minístrense unos a otros fuera de los cultos de adoración por medio de la oración, la confraternidad, y en los momentos de enfermedad o crisis.
Al final de un repaso largo, el experto en instrumentación y compositor O.D. Hall con frecuencia anima a su coro a cantar una vez más el himno que han estado practicando, con sólo el Señor como su audiencia. Cuando la última nota se desvanece y hay un sentido palpable de que Dios ha estado escuchando, Hall dice: “Aunque esta sea la única vez que cantemos ese himno, vale la pena.”
(La respuesta de Walter fue compuesta con extractos de su libro Consejos al ministro de música: Consiga un perchero para sombreros gigante, 1994, Chrism [Gospel Publishing House], Springfield, Missouri.)