Bendita Adversidad
La historia de Job debería enseñarnos muchas lecciones de gran interés y utilidad. En ella el velo que nos oculta el mundo espiritual invisible se levanta y aprendemos mucho sobre el poder de nuestro gran adversario.
Bendita Adversidad | Reflexiones cortas de Hudson Taylor
"El Señor ha dado, el Señor ha quitado, ¡Bendito sea el nombre del Señor!" JOB 1:21
La relación de Dios con sus criaturas y particularmente con sus hijos está llena de bendiciones. Él es bueno, hace lo bueno, y solamente lo bueno siempre y continuamente.
El creyente que ha adoptado al Señor como su Pastor puede, con toda seguridad, decir con las palabras del salmista: “La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre” (Salmo 23: 6).
De esta promesa deducimos que podemos estar seguros que los días de adversidad, tanto como los días de prosperidad, están llenos de bendición. Para estar satisfechos, el creyente no necesita esperar hasta ver la razón de las obras del Señor que le han causado aflicción. Él sabe que “todas las cosas obran para el bien de quienes aman a Dios” según Romanos 8:28.
La historia de Job debería enseñarnos muchas lecciones de gran interés y utilidad. En ella el velo que nos oculta el mundo espiritual invisible se levanta y aprendemos mucho sobre el poder de nuestro gran adversario, pero también de su impotencia para tocarnos, si no tiene el permiso de Dios nuestro Padre.
Con mucha frecuencia Satanás hostiga al creyente, en tiempos de aflicción y de prueba, haciéndolo pensar que Dios está enojado con él. Pero nuestro Padre celestial se deleita cuando puede confiar en un hijo durante la prueba.
Tomemos el caso de Abraham: Dios confiaba tanto en él que no tuvo temor de pedirle a su siervo que ofreciera a su hijo bien amado. Y en el caso de Job, no fue Satanás quien retó a Dios, sino el mismo Señor quien retó a nuestro archienemigo a que encontrara alguna falta en el carácter de Job. En ambos casos triunfó la gracia y en cada caso la paciencia y la fidelidad fueron recompensadas.
La respuesta de Satanás es digna de notar. Él sí había considerado al siervo de Dios y evidentemente sabía todo sobre él. El gran enemigo había descubierto la ineficacia de todos sus esfuerzos para hostigar y desviar fuera del camino al amado siervo de Dios.
Había encontrado un enrejado, una cerca alrededor de Job, de sus siervos y de su casa, y alrededor de todo lo que tenía en todas partes, que le brindaba total protección. Qué bendición vivir así de protegido.
¿No hay una bendición espiritual semejante que podamos disfrutar hoy? Gracias a Dios sí la hay. Cada creyente puede ser tan guardado, protegido y plenamente bendecido.
Todopoderoso Señor, ayúdame a ver que habito bajo la sombra de tus alas, y que por tu poder soy guardado para una salvación que un día será revelada y todos podremos ver. Te alabo por el cerco de protección con el cual rodeas mi vida. Mantenme enfocado en Ti. Amén.