Deje a Todos un poco Mejor de lo que los Hallo
No existe mejor ejercicio para el corazón que agacharse y levantar a alguien. Proverbios 11.24 dice: Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza
Proverbios 11.24 dice: “Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza”.
Sí, ¡el hombre generoso será rico! Al dar de beber a otros, bebe él. Usted fue creado para ayudar a otros.
Los mejores en servir a otros son siempre capaces de ver el lado optimista en los problemas de los demás.
Practicar la regla de oro no es un sacrificio sino una inversión. No dé hasta donde duele, siga dando hasta que se sienta bien.
“Lo que hacemos sólo para nosotros mismos muere con nosotros; lo que hacemos para otros es eterno.
Tengo aquello que obsequié; tenía lo que gasté, perdí lo que guardé” (viejo epitafio). Nadie está más engañado que el mezquino.
“Nadie ha recibido honores por lo que se le dio. El honor fue la recompensa de lo que dio”, dijo Coolidge. Invierta en el éxito de los demás.
Pues cuando ayuda a alguien a escalar una montaña, usted también se encontrará cerca de la cima.
Si quiere que otros sean mejores, déjele escuchar todo lo bueno que dice de ellos. La gente le tratará como usted la ve.
Busque lo bueno en todos. La mayoría de las personas pueden sonreír durante dos meses a causa de cinco palabras de elogio y una palmada en la espalda. Extraiga y atice sus dones y llamamientos.
Lo bueno que permita que ocurra en los demás, Dios hará que ocurra en usted. “Sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor” (Efesios 6:8).
Su crecimiento espiritual está determinado por la medida de lo que da. Al dar genera más espacio para el crecimiento interno.
“Da al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber” (Proverbios 9.9). Tal vez usted sea la única Biblia que algunas personas lleguen a leer.
Recuerde las palabras de D.L Moody: “Donde hay uno que lee la Biblia, cien nos leen a usted a mí”.
Lo más importante en la vida es lo que uno ha hecho por otros. La tarea del cristiano es volver difícil que otros hagan lo malo, y fácil que hagan el bien.
“Aquellos que traen la luz del sol a otros no pueden alejarla de sí mismos”, dijo James Matthew Barrie.
Si trata a una persona según la condición en la que se encuentra, permanecerá en esa condición. Mas si la trata en función de lo que podría llegar a ser, alcanzará aquello que puede ser.
No existe mejor ejercicio para el corazón que agacharse y levantar a alguien.