Gana la batalla de tu mente
En la vida, cambiar hábitos implica una ardua tarea que hay que hacer por etapas. Para ello es necesario tener en cuenta algunos aspectos.
1. Reconocer el poder de nuestra mente ante las ocasiones de transformación
El cuerpo y la mente trabajan al unísono. Cuando estamos hambrientos o cansados nuestra mente opera de un modo diferente a cómo lo hace cuando estamos descansados y satisfechos. El enojo, el cansancio y las preocupaciones afectan órganos vitales y hasta el sueño.
2. Entrenar su mente para enfocar el amor de Dios en su vida
Tenga el hábito de reflexionar acerca del amor de Dios y de su misericordia. El pensar de forma constante en lo bueno impedirá que los pensamientos se centren en lo malo. Leer la Biblia tiene beneficios y entrena su mente en un nuevo hábito. Esto implica tener un plan de contingencia para cuando sea tentado. Una persona comentó que ante una tentación piensa en Cristo en la cruz.
No evoca una imagen, sino que se concentra en la vida, en el testimonio y en el sacrificio de Jesús. Así da la espalda a la tentación. Nuestra responsabilidad es mantenernos en nuestros rieles, como los trenes, porque si no estamos bien afirmados podremos descarrilar. Si comenzamos el día recordando el amor de Dios y leyendo Su Palabra obraremos de manera diferente.
3. Decidir vivir como si la gracia de Dios marcara la diferencia Esta será su ofrenda de alabanza a Dios: vivir como si la misericordia de Dios marcara la diferencia en cada una de sus elecciones. En Rom. 12:1 dice: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Un joven becario que asista a alguna universidad en el extranjero no perderá tiempo mirando televisión sino que valorará la oportunidad que ha tenido y se esforzará con tenacidad y disciplina. 4. Decidir vivir como “un elegido” No dejemos que queden en nosotros atisbos del viejo hombre. Como cristianos concentrémonos en la santidad y vivamos una vida diferente. Debemos desechar aquellas cosas que no nos santifican, para ello es necesario tomar decisiones con intencionalidad y de acuerdo con las enseñanzas bíblicas. 5. Disfrutar las recompensas de la disciplina Es maravilloso leer en Romanos 12:2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Vivamos con discernimiento para obrar de acuerdo con la perfecta voluntad de Dios. Esta es su oportunidad para preguntarse “por qué”, “por qué aquí”, “por qué ahora”, “por qué en este lugar”. Entrene su mente, controle sus impulsos, establezca bases sólidas y no deje que el viejo hombre aflore. Haga todo lo que sea necesario para ganar la batalla en su mente y nunca más volverá a ser el mismo.