Lanzate a las Alturas
Todos tenemos, o hemos tenido, sueños, planes, ambiciones o metas en algún momento de la vida. Sin embargo, con demasiada frecuencia la mayoría de nosotros hemos experimentado profundos desengaños tratando de alcanzarlos.
Además de ser autora ya por muchos años, mi esposo y yo fuimos pastores por más de 30 años en la ciudad de Miami, Florida. En esos años con frecuencia se nos acercaron miembros de diferentes iglesias buscando una guía espiritual porque tenían el ánimo por el suelo frente a los problemas de la vida.
Actuaban como más que vencidos en lugar que más que vencedores. La vida les había jugado una mala pasada. Sus desdichas eran producto de malas decisiones tomadas en un momento de apuro o de debilidad. Ahora estaban recogiendo lo que habían sembrado. Nosotros lo explicamos mejor en “Lánzate a las Alturas”, y citamos del libro:
“Todos tenemos, o hemos tenido, sueños, planes, ambiciones o metas en algún momento de la vida. Sin embargo, con demasiada frecuencia la mayoría de nosotros hemos experimentado profundos desengaños tratando de alcanzarlos. Hay quienes incluso ya abandonaron el anhelo por alcanzar sus sueños. Estas personas se han vuelto escépticas y resentidas, en especial cuando alguien trata de hacerles ver que Dios todavía tiene planes para ellas.
La Biblia es clara: Dios tiene planes para nuestra vida, cosas que hacer y lugares a donde ir. ¿Estamos preparados para recibir esta verdad en nuestro corazón?”
Todos tenemos un día malo, ¡y sabemos que en ocasiones esos días se pueden convertir en años! No importa la época, nación o cultura, ni la historia que cada persona pueda contar, todos sin excepción somos vulnerables a ataques que pueden derrotar hasta al más fuerte. La realidad es que el mundo propina golpes, y los da muy duro.
Para el mundo una persona derrotada no vale mucho. Consideremos que la opinión científica del hombre puede ser algo como esto:
“Tenemos suficiente CAL como para hacer una lechada y pintar de blanco una pared de dos metros y medio por tres. Tenemos suficiente CARBURO como para disparar un cañón de juguete. Poseemos bastante AZUFRE como para matar todas las pulgas de un perro. Suficiente SEBO como para hacer una barra mediana de jabón. Bastante FÓSFORO como para hacer tres cerillos. EL HIERRO necesario como para hacer un clavo de una pulgada. Suficiente GAS ETANO como para llenar la mitad de un litro. Y AGUA. Eso sí, mucha agua, pero el agua es gratis.” No olvidemos que tan solo Jesús tiene el poder para darle verdadero valor al hombre; producir ese cambio radical que llamamos milagro cuando el problema no parece tener solución, ni el camino salida. Su Palabra es la única que puede sacar al hombre del mundo de las tinieblas y desesperación, al mundo de la luz y paz. La Palabra de Dios tiene el poder ilógico de hacerte sentir victorioso en medio de la aparente derrota. La Escritura central de “Lánzate a las Alturas”, es Isaías 40:28-31, muy apropiada para levantar el ánimo de una persona con depresión y desánimo. “¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable. El fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.” Miles de años atrás el profeta Isaías escribió estos versículos, y aún a diario siguen sumándose personas a los millones que han encontrado refugio, consuelo y guía en ellos. Cuánto más será la bendición de estos versos cuando se profundiza en ellos como lo hacemos en el libro “Lánzate a las Alturas”, aprendiendo del maravilloso mundo de las águilas, y el propósito que Dios tuvo con ellas. En el libro hacemos referencia al águila a la que se refería Isaías: al Águila Dorada, o como también se le conoce, Águila Real; de ella descienden todas las otras águilas. Aquí, Julio y yo compartimos las costumbres, valores y cualidades de estas águilas, y cómo el creyente en Dios puede identificarse en ellas a plenitud. Si recibimos golpes en la vida, y la derrota parece querer hacerse dueña de nuestra mente, no podemos tenerle miedo al dolor ni al sufrimiento. ¡Podemos batir nuestras alas y atrevernos a remontarnos hacia alturas de victoria! Aún entonces podemos luchar. Cuando pensamos que llegamos al fondo del barril es cuando podemos pararnos firmes en nuestros propios pies y mirar hacia arriba. Tanto a las águilas, como al creyente, le llega el día en que no pueden sobrevivir si no detienen su rutina y se renuevan a solas. Necesitamos ese tiempo para meditar en dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos. ¡Ese es el momento cuando comenzamos a extender nuestras alas espirituales, a cambiar nuestra manera de pensar y de ser, e iniciar un plan de victoria buscando como el Águila Real el lugar más alto! El mensaje central de Lánzate a las Alturas se pudiera resumir en estas frases: ¡El momento de renovarte y lanzarte hacia el destino de Dios para tí ha llegado! ¡Atrévete sin temor a vivir como Dios desea! ¡Lánzate a las alturas!