Sea un Grande ante los Ojos de Dios
El punto es la perspectiva desde donde miran. Los discípulos miraron desde el ombligo, desde su propio egoísmo. Ellos no deseaban estar presentes, sino recibir presentes. Estos discípulos de Jesús solo pensaban en ellos.
En una oportunidad, dos discípulos del Señor Jesús venían discutiendo entre ellos.
Uno pensaría que luego de una jornada agotadora de milagros, maravillas y señales, la discusión se centraría en cómo ser más efectivo para salvar a más almas, para sanar más personas, para aprender más del Señor Jesús.
Pero ellos venían discutiendo su lugar en el Reino milenario.
Discutían su posición en el tiempo venidero, sin entender que no hay posiciones en el Reino, sólo funciones. Que la posición de privilegio ya fue establecida cuando por medio de Jesús se rompió el velo del templo y ya no hay más judíos ni gentiles, hombre ni mujer, esclavo ni libre. Que todos somos llamados al mismo cuerpo y al amor de Dios.
Pero su mirada hacia sus ombligos fue más lejos aun. Ellos fueron con su madre ante el Señor y le pidieron a Jesucristo sentarse uno a la derecha y otro a la izquierda en el Reino. Podríamos decir: «¡Qué equivocados que estaban!».
Una mirada muy personal
El punto es la perspectiva desde donde miran. Los discípulos miraron desde el ombligo, desde su propio egoísmo. Ellos no deseaban estar presentes, sino recibir presentes. Estos discípulos de Jesús solo pensaban en ellos.
Estaban tan ciegos en su postura que hasta se presentaron delante del Señor con su propia madre que ofició de interlocutora de las ideas mencionadas.
Me imagino que no fue una simple reacción del momento. Ellos habían pensado largo tiempo desde su ceguera. Hay mucho tiempo cronológico involucrado en juntarse con su madre, preparar qué decir, ir ante el Señor, etc. No fue algo del momento.
Cuando escuchan el planteamiento y la respuesta de Jesús, que no estaba en sus manos elegir quién iba a su derecha o izquierda, que eso era prerrogativa de su Padre, los diez discípulos restantes se enojaron contra Santiago y Juan, e indignados los increparon.
Dos miradas desde la razón Nuevamente era verdad contra verdad. Todos creían tener razón. Siempre sucede así. Las grandes discusiones no son entre uno que tiene razón y otro que no, sino son dos que tienen razón.
La discusión no cesaba y Jesús necesitaba llamarlos para poder mostrarles la perspectiva del Padre celestial en todo este asunto.
Santiago y Juan querían ser grandes, pero terminaron como dos agrandados a los ojos de sus hermanos. Sea un grande ante los ojos de Dios Jesús les mostró que hay una manera de relacionarse en el mundo y otra diferente entre creyentes. Les dice que los gobernantes de las naciones se enseñorean y oprimen a sus súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad.
Hay reconocimiento de la autoridad por parte de Jesús, pero muestra cómo en el mundo es abusada. Y les exclama: «Entre ustedes no debe ser así. El que quiera “hacerse grande” entre ustedes deberá ser su servidor» (Mateo 20:26).
Si tuviéramos que elegir un versículo que resumiera todo este libro elegiríamos este. Él les muestra lo que ellos no veían por sí mismos. El mundo tiene una forma y nosotros otra. No permitamos que los modos y hábitos del mundo se inserten entre nosotros. Podemos ser grandes, pero a la manera de Dios.
Sirviendo, estando presentes para el otro, siendo un regalo para el hermano. El servicio no pasa sólo por las hiperestructuras que montemos en campañas evangelísticas, congresos, conferencias o en nuestra propia iglesia. No se refiere «al hacer» solamente sino a la actitud de corazón «de ser» para el otro.
Dios fue el más grande ejemplo de esto cuando dio a su hijo. Y las Escrituras nos invitan a ser imitadores de Dios como hijos amados. Jesús entregó su vida en servicio. Juan el Bautista se quedó solo y llevó a sus discípulos a Jesús.
¿Dónde está usted? ¿Cada acto en su vida es un reflejo del pedido de Santiago y Juan o es un reflejo de las palabras de Jesús?* Esta semana es nuestra gran oportunidad para servir con los ojos de Jesús, ser grandes desde la perspectiva de Dios y actuar en base a sus principios.
Toda nuestra oración para que este nuevo año puedas ser “Un grande” como Juan el bautista lo fue, como Jesús lo es. Con su perspectiva. Y seguro..., se abrirán las ventanas de los cielos y Dios derramará bendiciones sobre tu vida hasta que sobreabunde.
Nuestro agradecimiento por acompañarnos en estas cincuenta Newsletters. En estas cincuenta oportunidades que nos diste de poder estar en tu presencia, para que juntos podamos estar en la suya. *Extracto del Libro “Aprenda a ser un grande, no un agrandado” por Héctor Teme, publicado por Editorial Vida.