El Cuidado Protector de Dios
El Señor es mi Pastor en casa y en la China; es mi pastor en tiempo de paz y en tiempo de guerra; es mi pastor en la abundancia y en la necesidad. Vivamos, pues, en el gozo y la alegría de esta bendita verdad.
El Cuidado Protector de Dios | Predicas cristianas cortas por Hudson Taylor
"El Señor es mi pastor, nada me falta." Salmo 23:1
Es la voluntad del Padre que sus hijos no sufran absolutamente ninguna preocupación, ni sean inquietados por ningún afán. “No se inquieten por nada” (Filipenses 4:6). “No hurtarás” (Éxodo 20:15).
Sin embargo, para estar en capacidad de obedecer este mandamiento, es necesario conocer la constancia de la solicitud del Señor, quien siempre cuida de nosotros, y necesitamos poner en práctica la instrucción divina: “En toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias” (Filipenses 4:6).
El confort de esta bendita seguridad es la feliz porción de todo el pueblo de Dios; de nuestros amigos y hermanos que nos apoyan en casa, junto con nuestros obreros esforzados en el exterior.
Qué consuelo es notar la frecuencia con que las Escrituras utilizan el presente al referirse a las promesas y tratos de Dios con sus criaturas, particularmente con sus hijos. En este salmo, por ejemplo, sólo se utiliza un tiempo gramatical condicional en una sola frase del versículo cuatro.
Toda la precisión y certeza que podemos desear se transmiten mediante afirmaciones positivas, y es digno de notar que cada expresión de aliento, o se comunica en el tiempo presente, o está basada en él. “El SEÑOR es mi pastor, nada me falta.”
Es reconfortante recordar que la provisión plena para todas nuestras necesidades está garantizada por nuestra relación con Dios como nuestro Pastor, por amor a su propio nombre, y para su propia gloria, tanto como por su gran amor por nosotros.
Una oveja flaca, huesuda, con sus extremidades heridas y con su lana hecha un asco, no sería un buen crédito para el cuidado del pastor; pero a menos que decidamos desviarnos de Él y no permanecer bajo su protección, no hay ningún temor de que ese llegue a ser nuestro caso.
“El SEÑOR es mi Pastor.” El salmo no dice que “era”, o que “podría ser”, o que “será”. No. “El SEÑOR es mi Pastor”, lo es el domingo, lo es el lunes, y cada uno de los días de la semana; lo es en enero, “es” mi pastor en diciembre, y en cada uno de los meses del año.
Es mi Pastor en casa y en la China; es mi pastor en tiempo de paz y en tiempo de guerra; es mi pastor en la abundancia y en la necesidad. Vivamos, pues, en el gozo y la alegría de esta bendita verdad.
Mi bendito Pastor, perdóname si me he extraviado de tu cuidado, o si he permitido un distanciamiento en mi relación contigo. Restáurame el gozo de saber que Tú eres el Pastor de mi alma, tanto ahora como por la eternidad. Amén.