Tan Sencillo como Creer
El propósito de la Ley es mostrar nuestra debilidad moral y espiritual, mostrarnos que somos pecadores. Dios lo planificó así para que el próximo paso fuera pedirle perdón y someternos a Su voluntad.
Una Sencilla Solución | Predicas cortas de Ivan Tapia
"Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; / la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, / por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios"
Romanos 3:21-23
La justicia de Dios se manifestó con la venida de Jesucristo, el Salvador. No se manifestó en la Ley. Esta sólo sirvió para conocer el alto parámetro moral de Dios. Lo que la Ley provocó y aún provoca es darnos cuenta que es imposible cumplirla totalmente pues somos inclinados al mal, de una débil voluntad, rebeldes y muy egocéntricos.
El propósito de la Ley es mostrar nuestra debilidad moral y espiritual, mostrarnos que somos pecadores. Dios lo planificó así para que el próximo paso fuera pedirle perdón y someternos a Su voluntad.
Esto había sido anunciado en el Antiguo Testamento. Cuando la Biblia dice "testificada por la ley y por los profetas" se refiere a dos grupos de libros: El Pentateuco y el resto del Antiguo Testamento.
"La Ley", el Pentateuco o Torá, está formado por los 5 primeros libros de la Escritura: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
"Los Profetas" es llamado el conjunto de libros históricos (12 libros), sapienciales y poéticos (5 libros), y proféticos (5 profetas mayores más 12 profetas menores)
Como Dios haría justicia con el ser humano (pecador) fue testificado por "la ley y por los profetas", es decir todos los libros del Antiguo Testamento.
La Ley pretende que todo hombre y mujer obedezcan. Pero, ya que no podemos hacerlo como Dios y Su Ley lo exige, Él establece otra forma de justicia: la fe. Así aparece en el Nuevo Testamento una nueva forma de relacionarnos con Dios: "la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo".
Por eso el Evangelio dice: "Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo." (San Juan 1:17)
Esta justicia de Dios por medio de la fe en Jesús se opone a la justicia por medio de las obras de la Ley. A la Ley se opone la Gracia. El Antiguo Pacto de Dios hecho con Moisés exigía obediencia, en cambio el Nuevo Pacto hecho por medio de Jesucristo, pide sólo fe, creer en Su sacrificio, resurrección y señorío.
Su justicia es "para todos los que creen en él" sin discriminación de raza, credo o sexo. La salvación lograda por Cristo crucificado, espera a todo ser humano que se reconozca pecador y crea en Él.
Nadie puede decir que no ha pecado. Por el hecho de ofender a Dios, todos estamos "destituidos de la gloria de Dios", no podemos acceder a Su gloria, el Cielo, a menos que creamos en Jesús, que nos relacionemos con Dios por fe. Es tan sencillo como creer.