Siervos de Justicia
Cuándo Cristo vino a mi corazón mi vida entera cambió. Su paz y su amor alejaron de mí las dudas, las sombras y el temor. Mi vida comenzó cuando Jesús llegó...
SIERVOS DE JUSTICIA
"Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia." Romanos 6:17-18
Queridos amigos y hermanos: Nunca pensé que el capítulo 6 de Romanos se hiciese tan largo comentándolo versículo a versículo, pero ha sido muy edificante hacerlo, por lo menos para mí. Paciencia, que sólo son 23 versículos. ¡Vamos entonces con los de hoy!
Qué lindo es haber dicho sí a Jesús cuando nos llamó. Eran los años 70 y cantábamos esa alabanza medio hipie, con melodía de Bob Dylan, que decía:
Cuándo Cristo vino a mi corazón mi vida entera cambió. Su paz y su amor alejaron de mí las dudas, las sombras y el temor. Mi vida comenzó cuando Jesús llegó y hoy puedo cantar yo de su amor. Hoy quiero que Cristo te transforme ti que cambie tu vida también. Mira la cruz donde murió por ti y ábrele tu corazón.
Entregar la vida a Jesús parece una decisión propia pero en verdad es el Espíritu Santo quien produce la fe y la determinación de abadonar una vida sin sentido espiritual para comenzar un camino con Dios.
Como dice el versículo de hoy, aunque éramos esclavos del pecado, obedecimos de corazón a la doctrina de Cristo y nos entregamos a Él, para ser liberados de toda atadura negativa y unirnos a las huestes cristianas.
Más de tres décadas de discipulado con Jesús dejan una huella profunda en el alma, aunque puede ser sólo un segundo en la eternidad de nuestro Dios. Lo importante es que se salvó una vida, la que a su vez se multiplicó en otras que también se convirtieron en siervos de la justicia.