Apartados del Mal
Dios es Santo, limpio, puro y no puede habitar con lo inmundo y pecaminoso, por tanto exige de Sus hijos santidad. Nosotros somos pecadores...
APARTADOS DEL MAL
"Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré" 2 Corintios 6:17
Dios es Santo, limpio, puro y no puede habitar con lo inmundo y pecaminoso, por tanto exige de Sus hijos santidad. Nosotros somos pecadores, débiles e inclinados al mal y la desobediencia.
Necesitamos arrepentirnos y pedir perdón al Señor para ser limpiados. La misericordia de Dios ha entregado a Su Hijo Jesucristo como sacrificio por nuestra maldad y así somos limpios por Su sangre.
Podemos ser recibidos por el Padre Dios en Su Reino gracias a la vida, muerte y resurrección de Jesús. Mas Él nos dice: "no toquéis lo inmundo". Diariamente tenemos una lucha sin cuartel contra la tentación de mentir, la tentación de robar, la tentación de hablar mal de nuestro prójimo, la tentación de adulterar, la tentación de envidiar, la tentación de adorar ídolos, en fin la tentación de dar gusto a la carne y no al Espíritu.
"Apartaos, dice el Señor". No podemos apartarnos del mundo pues trabajamos, estudiamos, circulamos, ayudamos y vivimos en él. Pero sí podemos apartarnos del pecado, renunciar a lo malo, huir de la tentación.
Cuando la Palabra dice "Salid de en medio de ellos", para el discípulo de Jesús no significa apartarse de la sociedad sino de los antivalores de ella. Estamos en el mundo para ser luz y sal, dijo el Maestro. Luz que ilumina con el Amor y la Verdad de Dios. Sal que da sentido y sabor a la existencia y preserva al hombre para que no se contamine más con el pecado, se descomponga y pierda eternamente.
En Su oración sacerdotal, Jesús pidió al Padre: "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal" (San Juan 17:15)