Hagamos lo Mejor de cada Relacion
Si hacemos lo mejor de cada una de nuestras dificultosas, irritantes y difíciles relaciones, será porque procuramos ser mejores de lo que somos, será porque aspiramos a ser las personas que Dios nos manda.
El trato eficiente con relaciones conflictivas involucra más que saber dónde fijar los límites más que cuándo enfrentarlas, más que empatía, más que buenas aptitudes de comunicación. En otras palabras, el trato con gente imposible involucra más que un simple hacer cosas. Involucra ser una persona diferente.
Si hacemos lo mejor de cada una de nuestras dificultosas, irritantes y difíciles relaciones, será porque procuramos ser mejores de lo que somos, será porque aspiramos a ser las personas que Dios nos manda.
Jesús formuló una pregunta cargada de intención acerca de este problema en su Sermón del Monte: “Si ustedes aman solamente a quienes les aman, ¿qué recompensa recibirán?.... Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto”. Mateo 5:46-48
Ser mejores de lo que somos significa tomar el camino superior, eligiendo amar a la gente imposible. Ser mejores de lo que somos significa optar por ser más como Cristo en la paciencia, la compasión, la sinceridad, la voluntad para extender la gracia, la capacidad para perdonar.
Les desafío a que no hagan, sino sean. A ser mejores de lo que son, de ser más como Cristo al permitirle que cultive en ustedes la cuatro virtudes: Humildad, determinación, aceptación y esperanza.
Humildad Entre dos granjas cerca de Valleyview, Alberta, se pueden ver dos cercas paralelas, separadas sólo por sesenta centímetros, que se extienden por ochocientos metros. ¿Por qué existen dos cercas cuando alcanzaría con una sola? Fue debido a que dos granjeros, Paul y Oscar, tuvieron un desacuerdo que se transformó en una enemistad entre familias.
Paul quería levantar una cerca entre sus campos y dividirse los costos, pero Oscar era reacio a contribuir. Dado que Paul quería mantener el ganado en su campo, siguió adelante y construyó la cerca de todas maneras. Después que se terminó la cerca, Oscar le dijo a Paul:
- “Veo que tenemos una cerca”.
- “¿Qué quieres decir con “nosotros”?” Preguntó Paul. “Yo tomé la línea de propiedad demarcada y construí la cerca sesenta centímetros dentro de mi campo. Esto significa que un poco de mi tierra está fuera de la cerca. Y si alguna de tus vacas pone una pata en mi campo, la mataré de un tiro”.
Oscar sabía que Paul no bromeaba, por lo que cuando Oscar al final decidió usar el campo de pastoreo que lindaba con el de Paul, se vio obligado a levantar otra cerca a sesenta centímetros de distancia.
Oscar y Paul murieron, pero su doble cerca sigue en pie como un monumento del alto precio que pagamos por el orgullo. El orgullo, por definición, no deja lugar para la humildad. Y no hay esperanza de cambio en nosotros mismos ni en nuestras relaciones sin la humildad. Dios da gracia a los humildes.
Santiago 4:6 Determinación En Junio de 1955, a Winston Churchill, quien se encontraba cerca del fin de su vida, se le pidió que pronunciara el discurso de inauguración de la universidad británica.
Estaba físicamente débil y tuvo que subir al podio con ayuda. Se paró con la cabeza baja y con sus manos se agarró al podio por lo que pareció una interminable cantidad de tiempo.
Al final, levantó su gran cabeza leonina. La voz que años antes llamó de regreso del borde de la destrucción a los británicos, resonó en público por última vez en la historia: “Nunca se den por vencidos. Nunca se den por vencidos. Nunca se den por vencidos”. Con esto, Churchil se volvió y regresó a su asiento.
Al principio, los presentes se quedaron sentidos en un pasmoso silencio. Pero luego, como una sola persona, todo el público se levantó para aplaudir al hombre y sus palabras.
La determinación y perseverancia de Churchill puede servirnos de ejemplo para todos los que queremos hacer lo mejor de cada relación. Aceptación Hace poco leí “The Whisper Test (La prueba del susurro), por Mary Ann Bird.
Esta historia se ha vuelto una inspiración para mí en aceptar a otros: “Crecí sabiendo que era diferente y lo detestaba.
Nací con el paladar hendido y cuando comencé a ir a la escuela, mis compañeras de clase me aclararon cómo me veían: una niñita con un labio deforme, nariz torcida, dientes desiguales y dicción confusa.
Estaba convencida de que nadie salvo mi familia me iba a querer. Sin embargo, había una maestra de segundo grado a la que todos adorábamos, se llamaba Leonard. Cada año teníamos nuestro examen de audición.
La señora Leonard hacía la prueba en la clase con cada uno de nosotros. La maestra susurraba algo que nosotros debíamos repetir, cosas como “El cielo es azul” o “¿tienes zapatos nuevos?”.
Al final me llegó el turno. Yo esperé allí por esas palabras, pero Dios le debe habe puesto en su boca las 7 palabras que cambiaron mi vida. La señora Leonard dijo en su susurro: yo desearía que tú fueras mi hijita”.
La aceptación que demostró la Señora Leonard hacia Mary Ann Bird es la misma que yo quiero mostrar a las personas con las que me encuentro. Incluyendo a las imposibles. Esperanza La esperanza es una poderosa fuerza para sanar y nutrir cada relación difícil.
Cuando las cosas se ponen oscuras, la esperanza vierte su luz. Sin la esperanza, las relaciones conflictivas se tornan un infierno viviente.
No pierda la esperanza de hacer que usted y sus relaciones sean mejores de lo que son ahora.
No se convenza de que una persona difícil es intratable para siempre. Mantenga vivo el espíritu de la esperanza. No permita que una relación conflictiva queme su oportunidad de ser mejor de lo que es.
No permita a las relaciones difíciles que le frenen el proceso de vivir una vida santa. Saque el mejor partido de cada relación a través de la humildad.