Hacia una Teología de Adoración
Como Dios de todo, el Señor Todopoderoso es nuestro Creador, Protector, Redentor; y como Soberano del universo es digno de nuestra adoración y merecedor de nuestra alabanza.
Hacia una teología de adoración
Tomo prestado de una sesión didáctica por Jack Hayford para ofrecer una versión condensada, al estilo de la revista Selecciones, de lo que es una teología de adoración.
1.Como Dios de todo, el Señor Todopoderoso es nuestro Creador, Protector, Redentor; y como Soberano del universo es digno de nuestra adoración y merecedor de nuestra alabanza.
2. El objetivo de nuestra adoración no es solamente cumplir con un requisito, reconocer nuestro lugar en el orden de la creación, sino que también es un medio orientado por Dios para avanzar nuestra restauración y reinstalación en ese orden.
3. La adoración es don de Dios para nosotros, más para nuestra bendición que para Él. Su objetivo no es asegurarse de nuestra adulación, sino que descubramos y nos demos cuenta del avance de su propósito para nuestra satisfacción.
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4. La adoración no es solamente un medio de reafirmar la relacional dependencia de, sumisión a, y obediencia ante Dios del hombre; es el medio (a través de la gracia) para volver a establecer la sociedad del hombre con Dios para regir la tierra —una que comienza en una realización presente práctica, aunque parcial— y que será, después de la venida de Cristo, una total y plena realización.
5. Para el redimido, la adoración es la clave esencial para recibir la regla del reino de Dios en la experiencia humana: V.g., en nuestros asuntos diarios, nuestros hogares, nuestras congregaciones, nuestros negocios, y nuestras ciudades y naciones.
6. La adoración es el principal medio para establecer un ambiente (a) para la entrada transformadora de la presencia de Dios; (b) para la clara entrada de la Palabra de Dios; (c) para la amorosa entrada del Espíritu de Dios; y (d) para la dinámica entrada de las obras de poder de Dios.
7. Así mismo, los líderes necesitan aproximarse a la adoración con la convicción de que no estamos ofreciendo un momento opcional sino determinando uno fundamental.
8. Con este entendimiento, debemos aceptar el hecho de que la adoración bíblica (a) siempre exigirá que el orgullo humano se humille por medio de la adoración; (b) debe conducirse correctamente según los patrones divinos para la adoración; y (c) regularmente se manifestará en el transformador gozo y humildad que se distila de la adoración.
H. Robert Rhoden, D.Min., Fairfax, Virginia, es superintendente del Concilio del Distrito Potomac de Las Asambleas de Dios y presbítero ejecutivo del área Noroeste.