Por la Gracia de Dios Soy lo que Soy
La forma en que hablamos continuamente acerca de nuestras incapacidades es un insulto a nuestro Creador. Quejarnos de nuestra incompetencia es acusar falsamente a Dios de habernos ignorado.
Por la Gracia de Dios Soy lo que Soy
Por la gracia de Dios, soy lo que soy; y su gracia para conmigo no ha resultado estéril… (1 Corintios 15:10)
La forma en que hablamos continuamente acerca de nuestras incapacidades es un insulto a nuestro Creador. Quejarnos de nuestra incompetencia es acusar falsamente a Dios de habernos ignorado.
Adquiere el hábito de examinar las cosas que suenan tan humildes a los hombres desde la perspectiva de Dios y quedarás asombrado de lo inapropiadas y poco respetuosas que son para Él. Decimos cosas como: «No debería pretender alcanzar la santificación; no soy un santo.
Pero decir esto delante de Dios implica el decirle: «Señor, no estoy seguro de que puedas salvarme y santificarme. Hay tantas imperfecciones en mi mente y en mi cuerpo; tantas oportunidades perdidas… No, Señor, es imposible.» Esto puede sonar maravillosamente humilde a otros, pero para Dios es una actitud de desafío.
A la inversa, las cosas que suenan humildes para Dios pueden aparentar exactamente lo contrario ante los hombres. Decir: «Gracias, Señor; sé que soy salvo y santificado», es a los ojos de Dios la más pura expresión de humildad.
Significa que te has entregado a Él de un modo tan completo que tienes la certeza de que es veraz.
No te preocupes de si lo que dices suena a humilde a los ojos de los demás o no. Pero sé siempre humilde delante de Dios, y deja que Él sea tu todo en todo.
Hay sólo una relación que verdaderamente importa, y es tu relación personal con tu Redentor y Señor personal. Si la mantienes a toda costa, dejando que todo lo demás se desvanezca, Dios cumplirá Su propósito por medio de tu vida.
Una sola vida puede ser de un valor sin precio para los propósitos de Dios, y puede que ésta sea la tuya.