Las promesas de Dios son declaraciones divinas que se encuentran en las Sagradas Escrituras que garantizan el cumplimiento de algo en particular. Estas promesas pueden ser de diferentes tipos y abarcar diversos aspectos de la vida humana, como la salvación, la provisión, la protección, la sanidad, la paz, la sabiduría, la dirección, entre otros.
Las promesas de Dios son verdades eternas que nunca cambian. En la Biblia, encontramos muchas promesas de Dios que han sido cumplidas y muchas otras que aún están por ser cumplidas, pero podemos confiar en que se cumplirán tal como están escritas, porque Dios es fiel y no cambia.
Aunque las promesas de Dios son seguras y confiables, muchas veces están condicionadas a nuestra obediencia y fidelidad. En la Biblia, encontramos muchas promesas que están dirigidas a aquellos que buscan a Dios y obedecen sus mandamientos.
Promesas de Dios en la Biblia sobre la Guia de Dios: ÉXODO 15:13 Por tu gran amor guías al pueblo que has rescatado; por tu fuerza los llevas a tu santa morada.
La fe debe ser una de las cualidades que distingue al siervo del Señor. Existe en el pueblo de Dios, sin embargo, bastante confusión acerca de este tema. Para muchos la fe no es más que un deseo de que las cosas salgan bien
Dios tiene un plan inmutable para nuestra vida, aunque esta pueda dar giros inesperados. Tengamos eso presente hoy día. El inicio de año es un tiempo en que las personas revisan el pasado y adoptan un nuevo comienzo.
Es absolutamente revolucionario el pensamiento que Pablo expresa en este texto pues pone en jaque al pueblo judío y a todo religioso cuya espiritualidad está basada sólo en las apariencias.
Existen dos maneras erradas de lidiar con el odio. La primera es la explosión de ira, cuando el individuo, como un volcán en erupción, suelta la boca para difamar al prójimo. Devocional diario en Proverbios 10:18
Cada vez que te aventures en tu vida de fe, encontrarás algo que, desde un punto de vista del sentido común, la contradice totalmente. Pero el sentido común no es fe, y la fe no es sentido común. Devocional diario en Juan 11:40